En Los Altos de Jalisco se respiran aires coloniales, muestra de su grandeza, pero cabe en sus habitantes la sencillez.
En esta región, además de tacos y gente bonita también existen diversos atractivos turísticos; sus edificios coloniales, su gastronomía típica, el estilo de vida, son cosas que mantienen estos sitios alejados del tumulto citadino, aún cuando ya son ciudades pequeñas, es preferible llamarles pueblos grandes.
Y de hecho lo son...una de sus principales características son los majestuosos templos que se han construido, de belleza sin igual, cada cual en honor a un santo patrono o a una milagrosa virgen. Las celebraciones o las fiestas del pueblo son todo un acontecimiento para el cual se organizan sendas pachangas y en cada lugar la usanza es distinta.
En Los Altos de Jalisco se respiran aires coloniales, muestra de su grandeza, pero cabe en sus habitantes la sencillez. En estos lugares se puede disfrutar de la vuelta en la plaza del pueblo, en donde además de saludar a los amigos y conocidos, las muchachas casaderas salen al encuentro de sus pretendientes, y de ahí a darle rienda suelta al antojo: esquites asados, con crema y queso, con chile y limón, churros calientitos, tamales, guasanas, papas fritas, churritos de harina con chile y limón, en cada esquina un puesto de tacos distinto, y aunque parezca increíble en cada lugar los tacos tienen un sabor diferente.
El viajero descubre esta región por partes.
San Juan de los Lagos
Uno de los principales destinos del turismo religioso, eso se debe a que cuenta con una Catedral Basílica “Santuario de la Virgen de San Juan de los Lagos”.
Dicho edificio data del siglo XVIII, muestra una
fachada de cantera rosa y en su interior se encuentran seis cuadros de Rubens.
La ciudad se erige con sus majestuosas edificaciones religiosas y civiles, dechado de elegancia y buen gusto. El Santuario es de los más imponentes, pero también el visitante está obligado a disfrutar del Templo del Calvario, construido con cantera rosa, la Parroquia de San Juan Bautista, construida en piedra alrededor de 1648; el Templo de la Sagrada Familia, de estilo neoclásico construido en 1841 y la Parroquia de la Sangre de Cristo.
En San Juan de los Lagos el viajero puede darse vuelo con caminatas espléndidas, pues dentro de la ciudad se puede disfrutar, entre muchas otras cosas, de la arquitectura.
El paso por sus edificios logra transportarnos a tiempos lejanos y distantes, glamorosos, de hacendados y terratenientes, a tiempos de insurgentes y de cristeros. Lo que obliga a visitar el Palacio Municipal, la antigua Casa Episcopal, la Plaza de Armas o Plaza Cívica Rita Pérez de Moreno.
El día 2 de febrero, día de la Inmaculada Concepción, se celebra la fiesta más importante. Durante todo el mes el pueblo es visitado por miles de peregrinos, provenientes de todas partes, por lo que hay que hacer reservaciones con mucho tiempo de anticipación.
Tepa para los cuates
Tepatitlán. Hermosa e imponente, llena de vida, ofrece al viajero un aire distinto.
Los portales del centro permiten una vista de las construcciones coloniales, mientras que con las andanzas se puede llegar fácilmente a la plaza cívica, el Palacio Municipal y sus santuarios religiosos.
Destacan construcciones de estilo afrancesado de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. La Plaza de Armas de Tepatitlán, cuenta con un elegante kiosco elaborado con herrería ornamental.
Una de las fiestas más importantes es la Feria Tepabril, la cual se realiza en honor al Señor de la Misericordia del 21 al 30 del cuarto mes del año, en donde se destaca su exposición ganadera, los espectáculos y las peleas de gallos.
En la región de los Altos se puede disfrutar del paso de las colonias europeas, su legado son en buena medida los templos. En Tepatitlán es obligado el recorrido por la Parroquia de San Francisco, construida entre los siglos XVIII y XIX, y el Santuario del Señor de la Misericordia, patrono de la ciudad, edificio que data de 1852, que cuenta con una fachada de cantera rosa con ornamentación neoclásica, en la que se resalta una cornisa que sostiene las estatuas de la Fe, la Esperanza y la Caridad.
Para hacer de este viaje algo por demás placentero, se encuentra el Museo de la Ciudad, en el que se encuentran piezas de gran valor histórico, distribuidas en nueve salas. También está el original Museo del Cactus, conocido localmente como el Vivero Japonés, en este lugar se ofrece una muestra de más de 150 especies de cactus y dentro del vivero, más de 500 especies de plantas.
Uno de los restos naturales y emblemáticos de la ciudad es el árbol de San Tranquilino Ubiarco, un eucalipto seco, en donde fue ahorcado el presbítero
Tranquilino Ubiarco por órdenes del Coronel Jesús María Lacarrá el 5 de octubre de 1918, durante la rebelión cristera.
Arandas... parrandas
El sitio de la tierra roja, un destino relevante para los conocedores del tequila y desde luego para los que gustan de la fiesta.
Uno de los atractivos principales para el visitante es el templo de San José Obrero, cubierto en su totalidad de cantera rosa, sin embargo debido a los vientos que acarrean el polvo rojo de su tierra, luce casi siempre en color ladrillo. El templo es de estilo neogótico y mide unos 70 metros de altura. Al lado izquierdo de la puerta principal se encuentra una enorme campana, considerada como la más grande de América, originalmente estaba destinada a ocupar un lugar en las Torres, pero debido a su enorme tamaño y peso, quedó relegada a su sitio actual.
Un recorrido por el Centro Histórico, las andanzas en los portales y el reposo en el café del jardín, son algunos de los placeres que se viven dentro de la ciudad.
Los paseos campestres en estos lares resultan placenteros, se pueden recoger capulines, pasifloras, guasanas, y en esta temporada, flores de Santa María que son ideales para preparar infusiones para combatir gripas y resfriados.
Los lácteos son una de las especialidades del lugar, tanto por la calidad de su leche como por su elaboración, pero sin duda los mejores tacos son los de
Arandas, siendo conocidos en todo el mundo, pues los taqueros los hacen con calidad de exportación.
Las fiestas en honor a San José Obrero son del primero al 5 de enero. Alrededor de las calles principales se montan terrazas para cada familia, y en cada una descubre antojitos y tequila, música y bailes.
Mientras que en las afueras se instala otra parte del festejo con jaripeo, gallos y conciertos musicales de gran nivel.
En Arandas la vida transcurre con gran tranquilidad, lo que para el viajero resulta placentero para tomar aire antes de continuar.
Lagos de Moreno
Cuna de grandes personalidades, entre las que se cuentan poetas, insurgentes, historiadores, pintores y escritores, un destino que el viajero puede explorar a todos los niveles.
Si se trata de hacer un recorrido cultural, Lagos de Moreno lo cautivará, pero si el caso es realizar actividades al aire libre, practicar ecoturismo, o vivir una experiencia de gran lujo, aquí la variedad es lo que reina.Y de hecho lo son...una de sus principales características son los majestuosos templos que se han construido, de belleza sin igual, cada cual en honor a un santo patrono o a una milagrosa virgen. Las celebraciones o las fiestas del pueblo son todo un acontecimiento para el cual se organizan sendas pachangas y en cada lugar la usanza es distinta.
En Los Altos de Jalisco se respiran aires coloniales, muestra de su grandeza, pero cabe en sus habitantes la sencillez. En estos lugares se puede disfrutar de la vuelta en la plaza del pueblo, en donde además de saludar a los amigos y conocidos, las muchachas casaderas salen al encuentro de sus pretendientes, y de ahí a darle rienda suelta al antojo: esquites asados, con crema y queso, con chile y limón, churros calientitos, tamales, guasanas, papas fritas, churritos de harina con chile y limón, en cada esquina un puesto de tacos distinto, y aunque parezca increíble en cada lugar los tacos tienen un sabor diferente.
El viajero descubre esta región por partes.
San Juan de los Lagos
Uno de los principales destinos del turismo religioso, eso se debe a que cuenta con una Catedral Basílica “Santuario de la Virgen de San Juan de los Lagos”.
Dicho edificio data del siglo XVIII, muestra una
fachada de cantera rosa y en su interior se encuentran seis cuadros de Rubens.
La ciudad se erige con sus majestuosas edificaciones religiosas y civiles, dechado de elegancia y buen gusto. El Santuario es de los más imponentes, pero también el visitante está obligado a disfrutar del Templo del Calvario, construido con cantera rosa, la Parroquia de San Juan Bautista, construida en piedra alrededor de 1648; el Templo de la Sagrada Familia, de estilo neoclásico construido en 1841 y la Parroquia de la Sangre de Cristo.
En San Juan de los Lagos el viajero puede darse vuelo con caminatas espléndidas, pues dentro de la ciudad se puede disfrutar, entre muchas otras cosas, de la arquitectura.
El paso por sus edificios logra transportarnos a tiempos lejanos y distantes, glamorosos, de hacendados y terratenientes, a tiempos de insurgentes y de cristeros. Lo que obliga a visitar el Palacio Municipal, la antigua Casa Episcopal, la Plaza de Armas o Plaza Cívica Rita Pérez de Moreno.
El día 2 de febrero, día de la Inmaculada Concepción, se celebra la fiesta más importante. Durante todo el mes el pueblo es visitado por miles de peregrinos, provenientes de todas partes, por lo que hay que hacer reservaciones con mucho tiempo de anticipación.
Tepa para los cuates
Tepatitlán. Hermosa e imponente, llena de vida, ofrece al viajero un aire distinto.
Los portales del centro permiten una vista de las construcciones coloniales, mientras que con las andanzas se puede llegar fácilmente a la plaza cívica, el Palacio Municipal y sus santuarios religiosos.
Destacan construcciones de estilo afrancesado de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. La Plaza de Armas de Tepatitlán, cuenta con un elegante kiosco elaborado con herrería ornamental.
Una de las fiestas más importantes es la Feria Tepabril, la cual se realiza en honor al Señor de la Misericordia del 21 al 30 del cuarto mes del año, en donde se destaca su exposición ganadera, los espectáculos y las peleas de gallos.
En la región de los Altos se puede disfrutar del paso de las colonias europeas, su legado son en buena medida los templos. En Tepatitlán es obligado el recorrido por la Parroquia de San Francisco, construida entre los siglos XVIII y XIX, y el Santuario del Señor de la Misericordia, patrono de la ciudad, edificio que data de 1852, que cuenta con una fachada de cantera rosa con ornamentación neoclásica, en la que se resalta una cornisa que sostiene las estatuas de la Fe, la Esperanza y la Caridad.
Para hacer de este viaje algo por demás placentero, se encuentra el Museo de la Ciudad, en el que se encuentran piezas de gran valor histórico, distribuidas en nueve salas. También está el original Museo del Cactus, conocido localmente como el Vivero Japonés, en este lugar se ofrece una muestra de más de 150 especies de cactus y dentro del vivero, más de 500 especies de plantas.
Uno de los restos naturales y emblemáticos de la ciudad es el árbol de San Tranquilino Ubiarco, un eucalipto seco, en donde fue ahorcado el presbítero
Tranquilino Ubiarco por órdenes del Coronel Jesús María Lacarrá el 5 de octubre de 1918, durante la rebelión cristera.
Arandas... parrandas
El sitio de la tierra roja, un destino relevante para los conocedores del tequila y desde luego para los que gustan de la fiesta.
Uno de los atractivos principales para el visitante es el templo de San José Obrero, cubierto en su totalidad de cantera rosa, sin embargo debido a los vientos que acarrean el polvo rojo de su tierra, luce casi siempre en color ladrillo. El templo es de estilo neogótico y mide unos 70 metros de altura. Al lado izquierdo de la puerta principal se encuentra una enorme campana, considerada como la más grande de América, originalmente estaba destinada a ocupar un lugar en las Torres, pero debido a su enorme tamaño y peso, quedó relegada a su sitio actual.
Un recorrido por el Centro Histórico, las andanzas en los portales y el reposo en el café del jardín, son algunos de los placeres que se viven dentro de la ciudad.
Los paseos campestres en estos lares resultan placenteros, se pueden recoger capulines, pasifloras, guasanas, y en esta temporada, flores de Santa María que son ideales para preparar infusiones para combatir gripas y resfriados.
Los lácteos son una de las especialidades del lugar, tanto por la calidad de su leche como por su elaboración, pero sin duda los mejores tacos son los de
Arandas, siendo conocidos en todo el mundo, pues los taqueros los hacen con calidad de exportación.
Las fiestas en honor a San José Obrero son del primero al 5 de enero. Alrededor de las calles principales se montan terrazas para cada familia, y en cada una descubre antojitos y tequila, música y bailes.
Mientras que en las afueras se instala otra parte del festejo con jaripeo, gallos y conciertos musicales de gran nivel.
En Arandas la vida transcurre con gran tranquilidad, lo que para el viajero resulta placentero para tomar aire antes de continuar.
Lagos de Moreno
Cuna de grandes personalidades, entre las que se cuentan poetas, insurgentes, historiadores, pintores y escritores, un destino que el viajero puede explorar a todos los niveles.
A diferencia de los otros destinos de la región, aquí las fiestas son de otro color, una de sus principales festividades es la Feria Profano- Religiosa, que comienza el 29 de Julio y termina el 13 de Agosto. Mientras que las fiestas religiosas son en honor al santo patrono, el Padre Jesús del Calvario, siendo el 6 de agosto el día en que se festeja a lo grande.
Casonas importantes, templos, parroquias, están al alcance del visitante, tomando camino a pie, con distancias cortas que van entre los cinco y los 15 minutos partiendo de la Plaza Principal.
Jalostotitlán, “Jalos”
Al centro de la región se encuentra Jalostotitlán, un lugar que ha alcanzado gran fama debido al Carnaval, una gran celebración que es reconocida a nivel nacional como una de las más grandes y mejores fiestas de Jalisco.
De los edificios que destacan en la ciudad se encuentra la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, que data del siglo XVII, uno de los más antiguos de la región, en su interior se encuentra un altar finamente tallado en cantera y cubierto de oro de 18 quilates.
En el recorrido por los edificios religiosos se incluye la visita al Templo del Sagrado Corazón de Jesús, que en su interior alberga la imagen de La
Expectación, que junto con la Virgen de San Juan de los Lagos y la de Zapopan, llegaron en brazos de Fray Miguel de Bolonia (primer evangelizador de estas tierras).
Sentados en las bancas de la plaza Alfredo R. Plascencia, los viajeros pueden apreciar los bellos portales que le rodean, al tiempo en que las miradas se detienen para apreciar los edificios religiosos más importantes.
Otro de los lugares que obligan al visitante es la Plaza de Armas, en donde los domingos por la noche, las mujeres se dan cita para al compás de la banda municipal, para dar la vuelta en espera de que algún hombre les regale alguna flor o las invite a pasear con ellos alrededor.
El edificio de la presidencia municipal, tiene una historia muy interesante pues en la década de los años 20, los cristeros quemaron el archivo municipal. En Jalos el recorrido es un viaje a través de la historia.
por: karelia alba
Periodista de El Informador
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